
Ya no quería rock´n roll, ya no buscaba un amor. En sus ojos había noche, tenía sed de diversión.
Todo lo que alguna vez había soñado, y todo lo que la asustó, quedó guardado en su inconsciente. Es que ya nada le importaba. Redujo su vida a una sensación.
Ella bailaba por el cielo, hacía sonar sus tacos, golpeaba estrellas con su pelo. Atrapaba pizcas de luz con las manos, las amasaba, las impregnaba en la punta de sus dedos. De vez en cuando volvía a la tierra, miraba el reloj, y regresaba corriendo... a Plutón.
Tantas reacciones químicas, tanta humanidad, no hacían más que ayudarla a imaginar. Una y otra vez, intentó apagar el sol, creía que podría hacerlo con gotitas de sudor.
Pero, irremediablemente, la realidad debía ganar. Comenzó a notar el dolor en sus pies, el frío del amanecer, y el cuerpo ya cansado.
Se prometió a si misma volver a volar.
Con la mañana sus alas se esfumaron .
Todo lo que alguna vez había soñado, y todo lo que la asustó, quedó guardado en su inconsciente. Es que ya nada le importaba. Redujo su vida a una sensación.
Ella bailaba por el cielo, hacía sonar sus tacos, golpeaba estrellas con su pelo. Atrapaba pizcas de luz con las manos, las amasaba, las impregnaba en la punta de sus dedos. De vez en cuando volvía a la tierra, miraba el reloj, y regresaba corriendo... a Plutón.
Tantas reacciones químicas, tanta humanidad, no hacían más que ayudarla a imaginar. Una y otra vez, intentó apagar el sol, creía que podría hacerlo con gotitas de sudor.
Pero, irremediablemente, la realidad debía ganar.