Quizá porque la historia de los últimos años de mi vida se trató de luchar por conseguir pedacitos de libertad, o quizá porque cada uno de ellos me costó confrontaciones y pérdidas, es que defiendo con uñas y dientes el libre pensamiento y accionar.
Eso sí, siempre y cuando sea en ese orden, pensamiento seguido de acción.
No tomo decisiones sin pensar, me gusta asegurarme de no auto-fallarme . Si me equivoqué, lo hice pensando. Acúsenme de lo que quieran, me hago cargo de todo, menos de ser infiel a mis principios.