Hace un par de años vi "El Expreso Polar", y creo que, detrás de la trama infantil y maquillado por una serie de artilurgios fantasiosos, se esconde un hecho usual.
En la película, aquellos que creen en el espíritu de la Navidad pueden escuchar el tintineo de un cascabel. Los niños lo escuchan, hasta que (por lo general) al crecer dejan de hacerlo. (Se sobrentiende que se debe a que al llegar a adultos dejan de creer inocente y sinceramente en la esencia de la festividad). Es así que da el mensaje de que la capacidad de percibir el espíritu navideño radica únicamente en el creer.
Pasando al plano real, pero siguiendo con esta lógica, podría decir que por primera vez formo parte de la masa que no logra escuchar el sonido del cascabel.
Están los que, al no escucharlo, mantienen viva esa sensación con materialidades: Adornos, música, luces, regalos, comidas, pirotecnia... Y por qué no, con hipocrecía (¡que nunca nos falte!) y pensamientos optimistas auto-engañosos.
En conclusión, creo la Navidad puede ser tomada de distintas formas por cada persona, variando esto de acuerdo a sus convicciones y a lo que dice que tiene por convicciones, pero no podemos omitir la influencia del dinero (o la carencia del mismo) en todo esto. Sé que estoy diciendo una obviedad, vivimos en un mundo capitalista, ¿qué más lógico que eso? Já. No quiero ser malinterpretada, aclaro que en mi opinión el capitalismo es el sistema más apto para mantener al mundo girando...
Pero bueno, no me vengan con que la Navidad es amor/paz/gozo y con que "el dinero no es todo".
¡Pelotudeces no!
PD: Los fuegos artificiales fueron lo mejor de mi Navidad. Pero el Mantecol no se quedó atrás. VIVA EL CAPITALISMO!